lunes, 27 de enero de 2025

La guerra ideológica: Abya Yala debe re-unirse

 Es una guerra declarada. Desde el justo momento en que el tecnofeudalista con más capital, Elon Musk, alzó la mano en saludo romano y convocó a sus huestes del mal. A los pocos días ya estaba hablando en mítines de ultraderecha alemana. 

Se están organizando, llamados por la sed de sangre, muerte, recursos... capital. 

¿Y qué vamos a hacer los que buscamos paz, luz, amor y despertar?

Primero, el deber es organizarnos.

Solo una idea común de sociedad puede unir los lazos de sangre que una vez llegaron los blancos a romper.

Abya Yala. El nombre real de esta tierra que los gringos hoy llaman América, refiriéndose a ellos y a su patio trasero. El nombre que, quizás, nuestros ancestros usaron para llamar estas tierras de rios, bosques, valles y llanuras. Páramos, tundras, lagos y sierras nevadas. Agua, mucha agua. Y mucho oro. 

La sangre nos unió en Abya Yala. Resistimos la conquista blanca. 

Solo la sangre nos reunirá.


La guerra ideológica, el zeigeist de esta era

 En el mundo, y más que nunca en Colombia, se libra una guerra ideológica que sentará las bases para la próxima década.

2030 será el momento en que los cambios iniciados en 2020 alcancen su clímax y revelen su verdadero impacto. ¿Será el tecnofeudalismo caníbal y plutocrático quien domine la era venidera? ¿O presenciaremos una gran revolución que plante nuevas realidades?

Todo parece indicar que la primera opción es la más probable.

La masa dormida está con los tecnofeudalistas. Son los proveedores de la droga que les permite soportar la realidad que el neoliberalismo rampante nos exigió. 

Nuevas generaciones que nacieron con multidispositivos y las viejas, atrapadas en un vacío de sentido, parecen haber olvidado aquellas diversiones simples y sanas que alguna vez definieron nuestra humanidad.

¿Cómo se quedan en el olvido las viejas sanas diversiones?

El anhelado despertar de conciencia universal, que en los años posteriores a mayo del 68 y los movimientos revolucionarios y psicodélicos de los 70 parecía estar al alcance, se aleja cada vez más.

Hoy, pocos se atreven a mirar más allá.

Invoco así a todos los y las que quieran despertar. Si no unimos fuerzas, la mano negra del fascismo va a terminar con nosotros en esta existencia.

Volveremos en otra vida, y en otra, y en otra, hasta que la especie humana despierte su poder deíco.